


Nuestro guía de excepción ha sido el historiador Héctor Alonso, buen amigo de los círculos carlistas valencianos, que ha comenzado la visita en una casa de la población, conocida como la “casa de los carlistas”, en una de cuyas paredes se celebraba la misa de campaña durante los meses en que permaneció el tercio allí acuartelado. Todavía se conserva bien alto un escudo de piedra adosado al muro, con un águila bicéfala grabada, sujetando un escudo con la Cruz de Borgoña. Algo más bajos, y deteriorados, dos escudos con el yugo y las flechas de la falange y un hacha con fascies de los fascistas italianos que combatieron en este sector. También se puede apreciar el hueco de un antiguo altar adosado a la pared y desaparecido hace tiempo, sobre el que celebraba el páter del tercio el Santo Sacrificio.

Hector Alonso, que conoció personalmente al protagonista poco tiempo antes de morir, y con el que revisitó las posiciones en Benafer nos mostró fotografías del mismo, así como algunas anécdotas; unas curiosas, como cuando transportando munición por las línea se encontraron con un paisano que cazaba con su escopeta, ajeno aparentemente a hallarse en mitad de un frente de guerra; otras escalofriantes, como el retumbo bestial escuchado muy próximo cuando cenaba en el pueblo con los oficiales del tercio: un obús republicano había caído justo en la casa de al lado, no acabando con la vida de toda la oficialidad por puro milagro.



Fuente: carlistes.org